viernes, 19 de noviembre de 2010

Extraña Vida: La vecina del pupitre de alante

Voy a comenzar una serie llamada la Extraña Vida. Sera sobre cosas y personas que he conocido y que me han pasado que raro el lo poco común o simplemente extrano. La iré haciendo mientras me acuerde y me pasen. Por lo pronto cuento sobre una persona que conocí hace mucho tiempo.

Estudiando en la iupi (el alma mater de las personas raras) estaba en una clase que ni siquiera recuerdo cual era. Sé que era electiva. El asunto es que llego a la clase y veo una de las mujeres más ricas que he visto en mi vida. Estaba más dura que el cantazo que se metió Héctor Lavoe cuando se tiró del balcón del Hotel Regency de Condado. No recuerdo haber visto una mujer igual en la upr en todo el tiempo que pase allí. Estaba tan buena que si hubiera sido mi hermana hoy no me apellidaría Irreverente pa’ poder salir con ella.  Tenía el pelo negro, largo y tenía un color prieto de mucho sol sin marcas de traje de baño… ¡y se sentaba frente a mí!. Bueno más bien fue que me senté detrás de ella. Yo faltaba con cojones a las clases y a pesar de eso buscaba como abordarla porque dentro de mi cabeza pa’ mí que me había mirado.

El asunto es que un día el profesor se atrasó y comienzo a darle conversación. Hablamos de mil cosas y resultaba que vivía a algunas calles de donde yo vivía. En mi cabeza ya me decía que estaba hecho pues me iba a tirar el viejo truco de la taza de azúcar. El profesor llegó y se dio la clase, normal al salir la acompañé un rato con la excusa de que iba en la misma dirección de ella. Hablando con ella me dijo que era de la isla como yo. Pensé que era perfecto porque era otro tema en común que tendría hablar de los hulebichos del área metro que tienen ínfulas de grandeza.

Estratégicamente deje la conversación a mitad en un punto en que el camino se dividía para dejarla con las ganas de buena conversación y para no llegar tan lejos del lugar que verdaderamente tenía yo que ir.  
De ahí en adelante no faltaba a clase. Pequeñas conversaciones antes y después de clase llevaron a que cogiéramos confianza. La confianza fue tanta que un día hablábamos de vernos fuera de clase me dijo estas palabras que no olvido:

- ¡Ay! Tengo que confesarte algo.

Yo me paralicé y espere lo peor. Me fije si tenía la Manzana de Adán y allí estaba por lo que me no podía ser tan malo lo que me dijera.Yo con total aparente tranquilidad le pregunte que sucedía
Me dijo:

- Es que tengo una manía que me da vergüenza.

Ante mi cara de extrañeza me dijo que le gustaba la mantequilla

No sé si logre disimularlo pero la tranquilidad recorrió todo  mi cuerpo.

- ¡A mí me encanta la mantequilla! Le respondí.

- Es mas la que me gusta es la Brookfield las demás pa’ mi no sirven.

Ella no podía estar más feliz. Me dijo que a ella le encantaba y la familia la molestaba y en ocasiones se la escondían por que le ponía mantequilla a todo. Yo le dije que bueno que no le ponía a todo.

Ella me mencionó algunas cosas a las que yo no le pondría mantequilla como al arroz y habichuelas o incluso al Sara Lee. Pero bueno todo estaba bastante normal. Hasta que en un arranque de emoción me dijo:

- A mí me gusta tanto la mantequilla que cojo las barras y las abro como si fueran un guineo y me las cómo.

Mientras mantenía mi cara normal me imaginaba mentalmente aquella mujerota comiéndose una barra de mantequilla como si fuera un dulce. Aunque hay algo medio kinky en el asunto no puedo negar que me frikie. Con una mirada furtiva mire sus nalgas, muslos y tetas. Aunque ese día tenía un mahón largo la había visto en cortos y no parecía que esa chica fuera una bomba de colesterol ambulante.

Mientras ella seguía hablando de las maravillas de su manjar favorito trataba de recordar si le había visto más celulitis que lo acostumbrado en las mujeres boricuas. Creo que llegué a escuchar que en ocasiones le ponía sal a la mantequilla y se la comía. No sé si dijo eso pues yo solo pensaba en si me la tiraba de cualquier manera.

Con la llegada del profesor se acabó la conversación. Es día me despedí porque realmente tenía un compromiso.

Luego de ese día recuerdo haber ido uno a dos veces más a la clase pero nunca más me la encontré. Terminé dándome de baja de la clase siguiendo mi religiosa costumbre de matricularme en 5 clases pa’ darme de baja de 1.

En ese momento los celulares no eran cosas que todos teníamos (aunque no crean en algún momento fue así) por lo que no me quede con el numero de ella. He contado esta historia en otras ocasiones y muchos me dicen que lo mejor que me pasó fue no meterme con ella. Yo me acuerdo de ella y no pienso en mejor persona para comenzar  esta serie de historias.

La verdad es que me quedé con las ganas de llevarme a esa nena por lo que pido que si  por una casualidad ella me lee o alguien conoce a Miss Productos Lácteos dígale que me escriba ¿sí? Pero que envíe una foto antes si por si las mantequillas… digo, por si acaso.

6 comentarios:

Serio E. Irreverente dijo...

Si tienen historias parecidas de jevas o jevos extranos compartanlas

Anacaona dijo...

jajajajajajaja!!! Esta historia esta muy kbrona. Lo nitido no es que te ligaras o que te gustara alguien de la universidad (cosa que a todos nos pasa) sino que te topaste con alguien que la perfeccion que le veias no la libraba de las cualidades excentricas, bizarras y fuera de lo comun que tenia en su psiquis. Eso que no vemos y que luego es lo que nos jode.

Todos tenemos excentricismos, pero jamas habia escuchado cosa igual. La mantequilla la tiene que haber matado a estas alturas. Tal vez por eso no te haz topado con ella de nuevo. Puerto Rico es bastante chiquito y mas si es entre personas que se educan. (a menos que no haya terminado la univ y la haya prenado un bichote o algo asi).

Suerte en tu busqueda de la mujer grasita. jejeje

Vlade dijo...

Una pana me conto que una vez salió con una nena al cine y que la nena le dieron ganar de orinar pero con tal de no perderse ni un minuto de la película en vez de ir al baño se meo encima. Mi pana le dijo puerca, se levantó y se fue.

Yo también me apuntaba en 5 clases y me daba de baja de una.

Que se joda.

Anónimo dijo...

Pero si vivia a casas de distancia de la tuya? Por que no fuiste a pedirle un terroncito de mantequilla? Tu te imaginas cmo la hubieras pasado si llegabas a su casa endundunao de Brooksfield? Mano. O quizas se resbalo en un momento de glotoneria y se mato o perdio el conocimiento y hasta se le olvido que estudiaba en la iupi y se fue a pie pa su pueblo!!!!Quizas es la tecata de la esquina con los pies descalzos enmantequillaos. Quizas cambio la mantequilla por la manteca. Pero definitivamente tuviste que embarrarte de Brooksfield y tirarte la maroma.

PEPE

Beato dijo...

No estaria relacionada a la Butter Queen? Aunque la Butter Queen usaba Land O Lakes, no Brookfield.
http://rulefortytwo.com/secret-rock-knowledge/chapter-5/the-butter-queen/

Serio E. Irreverente dijo...

jaja quien sabe beato. posiblemente le metia a las dos. pero tu sabes que uno se cansa siempre de comer lo mismo asi que me imagino que alternaba jaja

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