miércoles, 24 de noviembre de 2010

Extraña vida: El pana del chinchorro

No se ustedes pero yo tengo identificando un chinchorro al que me voy en ciertas ocasiones en particular. Si me quedo fuera de la casa (por las diversas razones que eso pueda suceder), si discuto con la pareja de turno o si me voy a dar una con algún pana que tengo que hablar y no quiero encontrarme otra persona por que el pana me va a hablar de algo serio o alguna estupidez de esas como que se dejo de su pareja y esta sufriendo. Este lugar está habitado por ciertos parroquianos bastante diversos y con diferentes historias.

Este día en particular llegue y salude y pedí mi cerveza, a mi lado había un tipo que parecía se encontraba en sus 40 y tantos pero bien mal vividos (mas tarde me entere que estaba en los 30 largos). Su mirada era despierta y andaba solo también. Viendo la televisión (seguramente estaba puesta la mierda de la comay) surgió una conversación. Como es natural le tendí la mano e inmediatamente me dije a mí mismo “Serio… aquí falta algo” Efectivamente faltaba algo: cuatro dedos de su mano derecha. Me fije y apenas eran unos muñones. Obviamente no hice ningún tipo de cara cuando me fije que también usaba esa mano para coger su lata de cerveza. Pensé que si esa mano saliera en un anuncio de cerveza no habría ningún problema para que se pudiera ver el logo mientras la sostenía.

Seguimos hablando mierda y bebiendo y tocando diferentes temas. En una, cuando ya me había dado par de palos le pregunte si tenía algún problema para hacer cosas con la mano que le faltaban los dedos. Me dijo que no, que se había acostumbrado. Lo que le dije a continuación fue un tanto arriesgado pues le dije que me contara algo cómico que le hubiese pasado con esa mano. Me contó que un día lo habían arrestado y mientras lo fichaban luego de tomar la huella del dedo pulgar de esa mano (que fue el que se salvó) el policía le dijo que no sabía qué hacer en estos casos con el resto de los ausentes dedos, así que procedió a ponerle tinta en toda la mano y ponerla en el papel.

Ante la cómica anécdota le pregunte si tenía otras anécdotas cómicas y me dijo que tenía una pero no tenía que ver con la mano.

Este me conto que tenía dos hijos que se llevaban 2 semanas de diferencia. Esto de por sí solo no es sorpresa en este país le comente. Sin embargo lo que me dijo a continuación sí. Como buen boricua había mantenido a su esposa al margen de la relación extramarital. Es su chilla la que pare primero. A las dos semanas de haber tenido su primer hijo lo llaman a su trabajo, ahí fue que me entere que el tipo era mecánico (típico, ese sádico que la gente llama Dios, que algunos dicen que existe, se encarga de quitarle los dedos de la mano hábil a un mecánico), para que fuese al hospital por que su esposa había dado a luz. Al asomarse con la puerta tuvo la “alegría” de ver a sus dos hijos y no refiero a que tuvo trillizos… 
Exacto, la casualidad (o el sádico) había puesto a ambas orgullosas madres en el mismo cuarto. Ante la mirada atónita de las familias que no entendían su cara este hombre hizo lo único que se podría hacer en ese instante… se fue del cuarto y se metió en un frikitin a beber. Horas más tarde y borracho enfrentó la situación como un hombre (como un hombre que no tenía otra opción) y le dijo a las damas que él era un orgulloso padre de dos criaturas recién nacidas. No me dijo que exactamente que sucedió pues me asegura que no se acuerda bien debido al alcohol pero me asegura que hoy no solo tiene una buena relación con ambas madres si no que se hicieron amigas y que se van a vacacionar todos juntos (ambas madres, sus hijos y los 6 dedos) durante fines de semanas largos en combate.

Esta historia me demostró que soy un pendejo. Yo que a veces me preocupo simplemente porque va a haber una ex a donde voy con la persona que ande saliendo. Luego de escuchar esta historia me pregunto muy indignado ¿Por que no pueden aprender de estas mujeres de avanzada y vivir felices todos?

Debo admitir que la historia, aunque buena, podía ser simplemente habladurías de borrachos de cafetín si no hubiera conocido al primogénito un día que fue a buscar a su padre. Al preguntarle sobre la veracidad de la historia se sonrió y me instó a que mirase por la puerta. Afuera un Toyota, obvio que Corolla, estaba ocupado por dos mujeres ambas hablando y muy sonrientes mientras su ñoco se montaba en el auto.

1 comentario:

Jared dijo...

Pensé que si esa mano saliera en un anuncio de cerveza no habría ningún problema para que se pudiera ver el logo mientras la sostenía.


jajaja

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